sábado, 29 de noviembre de 2008

Canción de la semana: Ska P - Eres uno más

¿Estás cansado de escuchar siempre la basura reguetonera con la que nos bombardean los medios?, ¿deseas escuchar verdadera música que te invite a pensar? Comprendiendo la existencia de esta necesidad hemos decidido crear una sección llamada "Canción de la semana" en donde recomendaremos canciones de los más diversos géneros musicales pero con algo en común: compromiso con la crítica social y con la liberación de los pueblos y del proletariado.

Además del nombre de la canción y el autor, transcribiremos la letra de la canción y, cuando sea posible, enlazaremos a algún lugar donde puedas escucharla. Es necesario recordar que las canciones y sus letras son propiedad de sus autores y no se encuentran en la misma licencia que el blog.

Esta semana empezaremos con una excelente canción del grupo español Ska P, llamada "Eres uno más".



Al nacer ya eres parte de esta sociedad, bienvenido chaval,
clasificadle en un nuevo carnet de identidad,
ya eres uno más, ya eres uno más.

Ingresarás en una escuela por tu educación, te vamos a preparar,
a cometer los errores que cometo yo, te vamos a integrar, ya eres uno más.

Ya eres uno más.

Te verás manipulado por la religión, violando tu libertad,
trabajarás para un empresario en plena sumisión,
ya eres uno más, ya eres uno más.

Aunque no quieras tus impuestos te van a quitar, pa' financiar al estado,
un estado que protege a los que tienen más,
no puedes opinar, ya eres uno más.

Ya eres uno más.
No soy uno más (asocial), uno más.

Pasa la vida y todo sigue igual, igual,
encadenados a un hedor social, social,
y aunque no quieras eres uno más, uno más,
pasa la vida y todo sigue igual, igual.

Y pasa la vida hermano y yo no quiero ser un ciudadano,
pasa la vida hermano, esquizofrenia en colectividad,
pasa la vida hermano y yo no quiero ser un ciudadano,
pasa la vida hermano, esquizofrenia en colectividad.

Te han inyectado la doctrina del capital desde que eras un chaval,
anteponiendo el dinero a tu libertad,
ya eres uno más, ya eres uno más.

Dejarás que el mundo muera a tu alrededor,
y al rico obedecerás,
si eres mujer lo tienes todavía peor,
más desigualdad, ya eres una más.

Ya eres una más,
No eres una más (asocial), una más.

Pasa la vida y todo sigue igual, igual,
encadenados a un hedor social, social,
y aunque no quieras eres uno más, uno más,
pasa la vida y todo sigue igual, igual.

Pasa la vida y todo sigue igual, igual,
encadenados a un hedor social, social,
y aunque no quieras eres uno más, uno más,
pasa la vida y todo sigue igual, igual.

No quiero ser el socio de un banquero,
no quiero ser el socio de la policía,
no quiero ser el socio del clero,
no quiero ser el socio de tus jerarquías,
compañero, voy a vomitar,
somos socios de un gremio militar,
fuera de aquí, no quiero colaborar,
con esta mierda de sociedad.

viernes, 28 de noviembre de 2008

¿Quién ganó las regionales 2008?

Los medios de comunicación nacionales e internacionales están intentando crear una matriz de opinión sobre una supuesta victoria derechista con la excusa de que, aunque perdieron 17 estados, cuatro de los cinco que ganaron son de los más poblados en Venezuela. Yo no estoy para nada de acuerdo con esta apreciación (en poco tiempo veremos el por qué) pero no me sorprendió mucho. Sabía que de cualquier manera iban a decir que la victoria era de ellos, incluso si los perdían todos, hipotético caso en el cual indudablemente hubieran gritado "fraude" hasta quedar sin aliento y hubieran alegado victorias en más de 10 estados.

Pero la gota que derramó el vaso fue la declaración del secretario general del partido derechista Acción Democrática, Henry Ramos Allup, quien de forma descarada afirmó que la oposición había obtenido más votos que el chavismo. Aparentemente Ramos Allup olvida que cualquier venezolano con conexión a Internet puede verificar por si mismo cuáles fueron los resultados en la pasada elección, o al menos el adeco confía en que la pereza derrote al interés por contrastar lo que se lee y escucha.

La realidad es bien diferente, sin importar el baremo que se utilice gana la izquierda, incluso con algunos criterios se le puede considerar como una victoria aplastante.

A nivel estadal el chavismo ganó un total de 17 estados (77,27%) contra cinco ganados por la oposición (22,72%). Los estados ganados por la izquierda suman una población, según el censo de 2001, de 12.532.570 habitantes (59,26%), mientras que la oposición gobernaría unos 8.613.239 (40,73%).

El Distrito Capital supone un problema pues según los ojos que lo miren se le podría considerar como oficialista (recordando que el Distrito Capital es el mun. Libertador) u opositor (por haber ganado la Alcaldía Mayor). Si lo consideramos oficialista entonces ellos gobernarían a 14.368.856 habitantes (62,57%), mientras que si lo suponemos opositor entonces la derecha tendría bajo su responsabilidad a 10.449.525 personas (45,47%). Los medios de comunicación usan el segundo criterio para dar la impresión de un resultado más cerrado (o quizás simplemente no han notado que lo están haciendo mal, quién sabe), pero me parece cuando menos discutible considerar que el Distrito Capital es gobernado por la Alcaldía Mayor cuando en realidad sólo está formado por el mun. Libertador.

Siguiendo con los estados pero ahora sumando los votos (algo que hice el 25 de noviembre por lo que es probable que hayan cambiado los datos ligeramente), los candidatos apoyados por el PSUV obtuvieron 5.457.630 votos y otros candidatos apoyados por partidos de izquierda (contando sólo los que superaron el 5%) 375.057 votos, sumando entre todos 5.832.687 votos (57,81%). Los principales candidatos de oposición recibieron 4.106.337 votos mientras que candidatos secundarios (sólo los que superaron el 5%) obtuvieron unos 150.991 votos para un total de 4.257.328 (42,18%). Esto anterior volviendo a tomar el mun. Libertador y descartando a la Alcaldía Mayor para evitar duplicar votos de Miranda, pero si lo hacemos al revés tendríamos 5.968.661(56,47%) contra 4.600.558 votos (43,52%).

Ahora veamos los resultados con respecto a los diputados de los consejos legislativos. De 233 curules, la izquierda ganó 178 (76,39%) mientras que la oposición obtuvo los 55 restantes (23,60%). El chavismo obtuvo mayoría cualificada (más de 2/3 de los diputados) en 18 estados (todos aquellos en donde ganaron la gobernación más Amazonas) y obtuvo mayoría simple en dos estados (Táchira y Carabobo). La oposición obtuvo la mayoría cualificada en Nueva Esparta y Zulia, mientras que en Miranda sólo lograron una mayoría simple. Por tanto el chavismo es mayoría legislativa en 20 estados mientras que la oposición sólo lo es en tres.

No sé ustedes, pero a mí esto no me sabe a victoria derechista. Conozcamos ahora los resultados a nivel municipal, quizás con ese criterio les vaya mejor. El chavismo ganó en 263 alcaldías (80,67%) mientras que la oposición sólo lo logró en 63 (19,32%).

Este resultado es mucho más demoledor cuando calculamos la población, un 78,36% de los venezolanos vive en municipios en donde ganaron candidatos del PSUV mientras que apenas un 21,64% lo hace en municipios donde ganaron otros candidatos, ¡incluyendo compañeros de partidos revolucionarios!

Es interesante ver el mapa creado por el geógrafo Ricardo Menéndez (por cierto, casi todos los municipios "verdes" que se ven en Amazonas deberían ser rojos, o al menos azules, pues fueron ganados por el PPT). También les recomiendo el análisis realizado por Okrim Al Qasal sobre los resultados municipales.

¿De dónde sacan entonces los medios de comunicación que en estas regionales presenciamos una "victoria opositora"?, quizás del mismo lugar de donde sacan que vivimos en una dictadura: de una vívida y exuberante imaginación.

Sobre el sistema de elección de las autoridades universitarias

En nuestro país, en pleno siglo XXI, a los estudiantes universitarios nos mantienen como individuos de segunda clase, sin prácticamente tener la capacidad efectiva de tomar decisiones vinculantes dentro de nuestra Alma Máter, a pesar de que somos la sangre que mantiene viva a esta institución.

Y es que la antiquísima y obsoleta Ley de Universidades (1970) establece en su artículo treinta:

La elección del Rector, del Vicerrector Académico, del Vicerrector

Administrativo y del Secretario se realizará (…) por el

Claustro Universitario integrado así:

1. Por los Profesores asistentes, agregados, asociados, titulares y jubilados;

2. Por los representantes de los alumnos de cada Escuela, elegidos respectivamente en forma directa y secreta por los alumnos regulares de ellas. El número de estos representantes será igual al 25 por ciento de los miembros del personal docente y de investigación que integran el Claustro. (…).

Esto se traduce en que en el Núcleo Anzoátegui de la Universidad de Oriente, con algo menos de 300 profesores ordinarios con escalafón de asistente o superior y aproximadamente unos 18 mil estudiantes, el voto de 240 estudiantes equivalen al voto de sólo un profesor.

De esta forma los estudiantes no importamos realmente a la hora de elegir a nuestras autoridades, sólo le servimos a los candidatos en el caso hipotético de que el voto profesoral se encuentre muy cerrado, y eso únicamente si el estudiantado se encuentra verdaderamente cohesionado.

Esta situación no sólo puede producirnos resquemor desde el punto de vista puramente filosófico o ético, al comprender que como grupo de interés nos encontramos realmente marginados, sino que además tiene un efecto en nuestro día a día. Al ser un colectivo con una importancia mínima en la toma de decisiones, las autoridades desarrollan un interés igualmente mínimo en satisfacer nuestras necesidades. Así nos encontramos con baños insalubres, bebederos en donde no podemos beber, aulas con escasez de pupitres o sin una aclimatación apropiada, poco desarrollo de las actividades extra-académicas, problemas con las rutas de transporte estudiantil y un gran etcétera.

Quienes defienden el actual sistema muy probablemente argumentarán que es necesario para preservar la “academia”, pero quienes hemos tenido la oportunidad de presenciar elecciones universitarias, ya sea en la UDO o en otras universidades autónomas, hemos podido observar cómo la política universitaria tiene aquel gusto a politiquería barata, donde diversos grupos luchan por parcelas de poder, ni siquiera por diferencias ideológicas, sino por la simple y llana necesidad de llenar sus egos con cargos y sus bolsillos con el presupuesto universitario. Hemos visto incluso la formación de mafias y bandas de choque quienes, cual mercenarios, defienden los intereses del mejor postor.

También hemos observado cómo en algunos casos ingresan profesores sin una verdadera preparación académica, sólo por su afinidad con los intereses de poder del grupo gobernante en turno para así aumentar los votos en una próxima ocasión, e incluso abundan las anécdotas de profesores que sí poseían los méritos para impartir conocimientos en la "Casa más Alta" pero que fueron obligados a inscribirse en movimientos profesorales, a riesgo de no conseguir trabajo en caso de negarse.

Pienso yo, si ésta es la academia que dicen defender, ¡entonces derrumbemos esta arcaica y corrupta academia!, y preparemos los cimientos para la construcción de una nueva academia que deje en los libros de historia a la figura medieval y reaccionaria del “Claustro Universitario” y que realmente se encargue de “la tarea de buscar la verdad y afianzar los valores trascendentales del hombre”.

Los "paleoacademicistas" también aseveran que el voto de un estudiante es más fácil de "comprar" que el de un profesor, o que votará de una forma menos meditada. Ambas cuestiones son parcialmente correctas, pero aunque un estudiante sea supuestamente más fácil de convencer, ya sea mediante argumentos o actos innobles, también es cierto que es mucho más costoso convencer o controlar a 18 mil individuos que a unos 300, aunque el costo per cápita de los primeros sea significativamente menor; siendo además mucho más difícil filtrar a los nuevos estudiantes que pudieran tener opiniones “incómodas” en comparación al filtro aplicado a los profesores.

Por otra parte, la supuesta ignorancia del estudiante no es una causa de este sistema, sino una consecuencia, el estudiantado al no ser escuchado se vuelve apático e influenciable, al cambiar el sistema necesariamente se iniciaría un proceso de concientización estudiantil, ya sea programado y dirigido por los movimientos estudiantiles o generado de forma espontánea en la mayoría de los individuos. Como nota anecdótica, durante las pseudodemocracias venezolanas del siglo XIX, las élites en el poder reservaban el derecho al voto sólo para aquellos que poseyeran más de una cierta cantidad preestablecida de recursos, logrando así que sólo una minoría muy reducida decidiera los destinos del país; ¿la excusa?, según ellos las personas pobres o iletradas eran demasiado influenciables y se les podría comprar el voto fácilmente. Seguro habrá más de un nostálgico, aunque no lo admita públicamente.

Esta situación va incluso más allá, si el estudiantado es un colectivo de segunda clase, existen sectores que a los ojos de nuestro sistema electoral actual ni siquiera existen.

Los profesores contratados, al no encontrarse dentro del escalafón, no tienen derecho al voto, a pesar de que ellos también viven y sienten los problemas de nuestro día a día universitario. Puedo comprender que a un profesor recién contratado no se le permita votar, si se le permitiera aumentaría drásticamente la práctica de conseguir profesores afines que sean votos duros para los grupos de poder. Pero lo que no puedo comprender es cómo un profesor contratado con más de diez o quince años dentro de la universidad, que conoce y comprende la realidad interna, no pueda ejercer en la práctica su derecho a opinar y a elegir sus representantes.

Otro de los argumentos que esgrimen los conservadores es que un profesor ordinario podría encontrarse en la universidad por 25 años o incluso más, y una mala decisión le afectaría más que a los estudiantes quienes teóricamente sólo estarán por cinco años. Pero esto se convierte en un argumento progresista al recordar a otro grupo ignorado, e incluso más numeroso, como son los trabajadores y empleados. Estos ciudadanos también podrían laborar en el recinto universitario por 25 años o más, también viven y sufren las malas decisiones de nuestras autoridades, conocen los vaivenes y entresijos de la política interna, pero según nuestro primitivo sistema electoral no existen. Se encuentran tan olvidados en la Ley de Universidades que los empleados administrativos sólo son nombrados una vez y los trabajadores y obreros ni siquiera una.

La necesidad de reformar la Ley de Universidades es apremiante y éticamente imperativa, pero el que no se haya reformado todavía una ley con casi cuarenta años de edad no obedece, a pesar de lo que podría pensarse, a una simple falta de voluntad política. ¡Los principales opositores a cualquier reforma son nuestras propias autoridades! Cada vez que algún diputado de la Asamblea Nacional siquiera asoma la posibilidad de debatir una reforma a la Ley de Universidades, aparece algún rector en los medios de comunicación pidiendo a gritos respeto a la autonomía.

Y es que, a riesgo de caer en una falacia ad hóminem, nunca dejará de sorprenderme que quienes afuera se rasgan las vestiduras hablando de democracia y autonomía, adentro procuran continuar malogrando y pisoteando la democracia interna en pro de mantener sus espacios de poder.

¿Qué se debe cambiar en cuanto al sistema de elección de las autoridades? Algún compañero estudiante podría pedir que el voto sea uno a uno entre estudiantes y profesores, pero en este caso el remedio sería peor que la enfermedad, pasaríamos de tener a un estudiantado ignorado como grupo a tener un profesorado que, como grupo de interés, dejaría de tener fuerza alguna a la hora de elegir a las autoridades.

La mejor solución, en mi opinión, sería establecer el voto paritario entre profesores, estudiantes y trabajadores tal y como lo establece la segunda acepción de la definición de paritario que nos entrega la RAE: “Dicho de una comisión o de una asamblea: Que las diversas partes que la forman tienen igualdad en el número y derechos de sus miembros.“ De esta forma cada grupo tendría la misma cantidad de votos que los demás. Daré un ejemplo para aclarar el concepto, tenemos 100 profesores, 500 estudiantes y 300 trabajadores y empleados, tomamos el menor número de los tres y a los demás les otorgamos esa misma cantidad de votos efectivos, por tanto los 500 votos estudiantiles equivaldrían a 100 votos profesorales, y de igual modo con los trabajadores y empleados.

Usando este método podremos tomar en su justa medida las opiniones de los tres grupos, sin que ninguno se imponga a los demás, obteniéndose autoridades comprometidas con todos los grupos. Otro cambio sería el otorgar el derecho al voto a todos aquellos profesores ordinarios o contratados que posean más de dos años ejerciendo en la universidad, tiempo necesario para que un instructor pase a ser profesor asistente.

La única forma de lograr este cambio democratizador es mediante la lucha y presión dentro de las mismas universidades. Mientras el estudiantado no se una (junto a los trabajadores, empleados y los profesores conscientes) la opinión pública seguirá creyendo que la voz rectoral es la única válida para el recinto universitario, impuesta como pensamiento único a toda la comunidad universitaria. Debemos levantarnos y luchar por nuestros derechos, siguiendo los ejemplos dados por el "grito de Córdoba" de 1918 y el “Mayo francés” de 1968, sólo unidos lograremos la victoria.

Estrenando blog

Bienvenidos a todos, hoy nos honramos en presentarles nuestra primera incursión en la blogósfera, pequeño rinconcito donde expresaremos nuestras opiniones sobre los más diversos temas del ámbito universitario, nacional e internacional.

Ya llevábamos bastante tiempo coqueteando con la idea de crear este espacio, pero nuestras ocupaciones estudiantiles, políticas, laborales y personales no nos habían permitido iniciarlo. Esperamos que a partir de hoy podamos coordinar un poco mejor nuestro poco tiempo libre y así brindarles un punto de vista distinto sobre los asuntos que afectan nuestro día a día.

Para quien no nos conozca, somos integrantes del colectivo Livia Gouverneur de la Juventud Comunista de Venezuela. Hacemos vida en la Universidad de Oriente, Núcleo Anzoátegui.

Información de contacto:
  • Correo electrónico: jcv.anz.udo@gmail.com
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